Algunas cuestiones sobre el plagio

o «el fantasma de las estrofas pasadas»

Jesús Pacheco
4 min readAug 27, 2021

Este pequeño texto, artículo o brevísimo ensayo lo escribo a propósito de la polémica del día en Twitter-Poesía, la acusación de plagio que ha hecho Ana Castro a Rocío Acebal Doval a causa de un poema.

Aquí los textos en cuestión, compartidos por Ana Castro en Twitter:

Realmente son textos muy parecidos. Una estructura similar, poseen un mismo campo semántico, un haz isotópico poco común y desarrollado de igual forma a lo largo del poema. La pregunta que surge es clara: ¿se puede señalar esto como plagio?

Voy a intentar desarrollar una respuesta más amplia que un simple no, que es lo que pienso, y para ello me guiaré sobre todo por Gerard Genette, un manual de Teoría de la Literatura de Carmen Pujante y un ensayo reciente sobre la desautomatización y posmodernidad literarias de José Ángel Baños.

La literatura ha cambiado, cambia y cambiará. Esto es evidente. En la Edad Media se traducían textos, se cambiaban cuatro versos de la versión traducida y no existía el concepto autor. Todo era de todos. Desde la clerecía a la juglaría, no estaba asentada una idea del autor original de la obra. Luego llegó Garcilaso, que tomaba versos de la Eneida, Fray Luis de León con estructuras de Horacio y versos de poetas latinos, Quevedo con sus cuasitraducciones de Petrarca, etc.

Más tarde llegó el siglo XIX con su ideario romántico, la libertad, ¡el genio creador! De T. S. Eliot y The Waste Land obtenemos unas nociones sobre la intertextualidad, aunque es Gerard Genette quien, en Palimpsestos: la literatura en segundo grado (1962), sistematiza esta idea de intertextual en lo transtextual. Otro caso menos conocido que este es el de Julia Kristeva, que considera que todo texto se construye como un mosaico de citas, algo así como lo que decía Roland Barthes al afirmar que todo texto es un intertexto.

Dentro de la intertextualidad, que es el fenómeno transtextual de copresencia de dos o más textos en uno, vemos tres tipos de relaciones: la citación (literal y explícita), el plagio (literal y no explícita) y la alusión (no literal y no explícita).

Con estos apuntes de Genette sacamos en claro que no es una citación, ya que no aparece el nombre de Ana Castro en el texto de Rocío Acebal. Tampoco parece plagio ya que no es el texto literal. Sería, en todo caso, una alusión, puesto que no aparece explícita la autora y tampoco está el texto al pie de la letra. No obstante, no parece una alusión como tal, no es una pequeña referencia, es un texto completo, con su inicio y su final, lo que se acerca más a la reescritura.

José Ángel Baños cita a Ihab Hassan para hablar de las características del posmodernismo literario y habla de los intertextos, de los juegos, la deconstrucción, la decreación, y añade él ciertos apuntes sobre la desautomatización de la tradición que está presente en la literatura contemporánea. Sin embargo, es evidente que Ana Castro no forma parte de la tradición, sino que de la contemporaneidad. Entonces, ¿es lícita esta reescritura?

Está claro que comenzar el poema con el paratexto Ana Castro hubiese sido la mejor manera de evitar esta situación, pero el libro ya parte de alusiones y pequeñas reescrituras de otros autores no citados, como Ben Clark, que no se menciona y ya desde el título del poemario, Hijos de la bonanza, resulta una referencia evidente.

En conclusión, pues, creo que este libro es un juego, intertextualidades con autores de otra generación a la de la autora, Rocío Acebal, que no logran una universalidad como las imprevisibles ganas de llorar de Ángel González o la ciudad con más de un millón de cadáveres de Dámaso Alonso, pero que no son motivo de acusación, a mi parecer, de plagio, sino que el poemario por completo hace referencia a una generación en concreto y para ello juega con sus voces. El libro por completo es un juego, muchas variaciones, referencias escondidas, estructuras reconocibles de poetas de las últimas décadas del siglo XX. La autora muestra cierta originalidad añadida al poema, propone una reescritura actualizada del texto original, una entretenida labor filológica que más que plagio es, por supuesto, un homenaje.

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